De regreso a Nueva York, estrenó su segunda presentación en el Bon Soir.
Compartió cartel con René Taylor y Phil Leeds, un duo cómico. En esa ocasión fue invitado Marty Erlichman, un manager neoyorkino, dominante y de carácter.
Al ver la actuación de Barbra, olvidó que en realidad estaba ahí por el duo cómico. Decidido, la abordó preguntándoles si ya tenía representante. Ella le manifestó su descontento con Rozar ya que éste no paraba en objetar su estilo.
Al ver la actuación de Barbra, olvidó que en realidad estaba ahí por el duo cómico. Decidido, la abordó preguntándoles si ya tenía representante. Ella le manifestó su descontento con Rozar ya que éste no paraba en objetar su estilo.
Erlichman se ofreció para trabajar con ella sin comisión durante un año y que no debería cambiar nada de lo que hacía.
Marty Erlichman fue el primero que abiertamente vislumbró el estrellato de Barbra. Le dijo que ganaría todos los premios del mundo del espectáculo. Según James Spada, "aún hoy, Marty insiste en que creía cada una de las palabras que dijo a Barbra aquella noche".
Marty Erlichman fue el primero que abiertamente vislumbró el estrellato de Barbra. Le dijo que ganaría todos los premios del mundo del espectáculo. Según James Spada, "aún hoy, Marty insiste en que creía cada una de las palabras que dijo a Barbra aquella noche".
Marty ErlichmanEn todo ese tiempo, Barbra estuvo lejos de Barry Dennen, el reencuentro no fue satisfactorio, la pareja estaba destinada al fracaso por culpa de él.
Barbra estuvo resentida durante algún tiempo y se dice que usó ese sentimiento para interpretar "Cry me a River", según Schulenberg, en realidad no actuaba la canción sino que la vivía.
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